VALLE DEL BRAVO:
. Valle de Bravo se encuentra a 67 Km. al este de Toluca, capital del estado de México, y a 145 Km. de la Ciudad de México. A pocos kilómetros de llegar a ese lugar bellísimo por sus riquezas forestales, me llamaron la atención los bosques de Ocote.
Es un lugar rodeado de montañas, posee un largo artificial donde la gente practica diferentes deportes acuáticos. Es un pueblo antigüo y con mucha magia. Nos contaron que Valle del Bravo fue un lugar durante centurias de transiciones culturales entre los pueblos nahuatl, matlazinca y purépecha.
Sus calles empedradas, sus casas de estuco blanco y techos de teja, decoradas con balcones de hierro forjado su plaza. Su magnifica Parroquia de San Francisco, patrono del lugar, el Templo de Santa María que comenzó siendo La Capilla del Calvario, luego se transformó en Iglesia, data su reconstrucción del año 1864 y se puede apreciar en el altar principal una imagen de un Cristo Negro, a quienes los feligreses oran devotamente por considerarlo un Cristo milagroso.
Entre sus artesanías pudimos observar trabajos en madera, loza de barro vidriado, alfarería en general, cesteria con ocochal, etc.
Hemos podido saborear unas ricas truchas frescas y entre otras comidas típicas, crêpes rellenos con flor de calabaza u chile poblamp, pollo y choclo y que decir de los postres acompañados de frutas almibaradas con una salsa de capulin. También hemos saboreado comidas con abundantes hongos y nueces y deliciosas comidas como esos guisos con tortillas azules hechas a mano.
. Valle de Bravo se encuentra a 67 Km. al este de Toluca, capital del estado de México, y a 145 Km. de la Ciudad de México. A pocos kilómetros de llegar a ese lugar bellísimo por sus riquezas forestales, me llamaron la atención los bosques de Ocote.
Es un lugar rodeado de montañas, posee un largo artificial donde la gente practica diferentes deportes acuáticos. Es un pueblo antigüo y con mucha magia. Nos contaron que Valle del Bravo fue un lugar durante centurias de transiciones culturales entre los pueblos nahuatl, matlazinca y purépecha.
Sus calles empedradas, sus casas de estuco blanco y techos de teja, decoradas con balcones de hierro forjado su plaza. Su magnifica Parroquia de San Francisco, patrono del lugar, el Templo de Santa María que comenzó siendo La Capilla del Calvario, luego se transformó en Iglesia, data su reconstrucción del año 1864 y se puede apreciar en el altar principal una imagen de un Cristo Negro, a quienes los feligreses oran devotamente por considerarlo un Cristo milagroso.
Entre sus artesanías pudimos observar trabajos en madera, loza de barro vidriado, alfarería en general, cesteria con ocochal, etc.
Hemos podido saborear unas ricas truchas frescas y entre otras comidas típicas, crêpes rellenos con flor de calabaza u chile poblamp, pollo y choclo y que decir de los postres acompañados de frutas almibaradas con una salsa de capulin. También hemos saboreado comidas con abundantes hongos y nueces y deliciosas comidas como esos guisos con tortillas azules hechas a mano.
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